viernes, 3 de enero de 2014

La especulación oficial en #Cuba


Cuando creemos que la capacidad de asombro es casi imposible conocemos hechos que prácticamente nos dejan boquiabiertos. La circulación de una lista sobre los supuestos precios de los Peugeot que “libremente” empiezan a comercializarse en Cuba nos provoca asombro e indignación a la par. 

Se sabía que la venta de vehículos sería prohibitiva para quienes trabajamos como profesionales, técnicos u obreros con esfuerzo y limitación pero lo que se observa en la citada lista supera cualquier cálculo al alza.

Los medios internacionales publican el insólito costo de la oferta. “Los precios en Cuba distan de los de otros países: un Peugeot 508 en una de las salas de ventas de La Habana figura a US$262.000. Es decir, ocho veces más de lo que cuesta en Reino Unido, por ejemplo”, informa la BBC y agrega que un Peugeot 206 con cinco años de uso ronda los 85 mil dólares.
El editorial que el pasado 19 de diciembre anunciaba la compra-venta de autos nuevos o usados expuso que buena parte de la recaudación será destinada a mejorar el decrépito transporte popular pero esa posibilidad es dudosa porque irremediablemente surge la incógnita sobre quiénes y cuántos pueden pagar en Cuba tales cifras entre los segmentos de mayor nivel adquisitivo: artistas, ciertos productores agropecuarios o trabajadores por cuenta propia de mucho éxito. Su aportación mediante la adquisición de los carros exorbitantes prácticamente se traduce en que para adquirir un Peaugeot nuevo también hay que sufragar casi el precio de una guagua.

La especulación con las cartas que autorizaban el acceso a vehículos ha dejado de ser una inmoralidad personal. Ahora se convierte en un ejercicio de usura implementado por el estado que a la vez proclama su incompetencia para mejorar con métodos productivos el funcionamiento de servicios que como el transporte exhibe una situación paupérrima.   

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