Cuando creemos que la
capacidad de asombro es casi imposible conocemos hechos que prácticamente nos
dejan boquiabiertos. La circulación de una lista sobre los supuestos precios de
los Peugeot que “libremente” empiezan a comercializarse en Cuba nos provoca
asombro e indignación a la par.
Se sabía que la venta de vehículos sería prohibitiva para quienes trabajamos como profesionales, técnicos u obreros con esfuerzo y limitación pero lo que se observa en la citada lista supera cualquier cálculo al alza.
Se sabía que la venta de vehículos sería prohibitiva para quienes trabajamos como profesionales, técnicos u obreros con esfuerzo y limitación pero lo que se observa en la citada lista supera cualquier cálculo al alza.
Los medios internacionales
publican el insólito costo de la oferta. “Los precios en Cuba distan de los de
otros países: un Peugeot 508 en una de las salas de ventas de La Habana figura
a US$262.000. Es decir, ocho veces más de lo que cuesta en Reino Unido, por
ejemplo”, informa la BBC y agrega que un Peugeot 206 con cinco años de uso ronda
los 85 mil dólares.
El editorial que el
pasado 19 de diciembre anunciaba la compra-venta de autos nuevos o usados expuso
que buena parte de la recaudación será destinada a mejorar el decrépito
transporte popular pero esa posibilidad es dudosa porque irremediablemente
surge la incógnita sobre quiénes y cuántos pueden pagar en Cuba tales cifras
entre los segmentos de mayor nivel adquisitivo: artistas, ciertos productores
agropecuarios o trabajadores por cuenta propia de mucho éxito. Su aportación
mediante la adquisición de los carros exorbitantes prácticamente se traduce en
que para adquirir un Peaugeot nuevo también hay que sufragar casi el precio de
una guagua.
La especulación con las
cartas que autorizaban el acceso a vehículos ha dejado de ser una inmoralidad
personal. Ahora se convierte en un ejercicio de usura implementado por el
estado que a la vez proclama su incompetencia para mejorar con métodos
productivos el funcionamiento de servicios que como el transporte exhibe una situación
paupérrima.